Con datos de reportaje fundación Terram

Tras las recientes negociaciones internacionales sobre la minería submarina y la pausa temporal en las discusiones, surge la pregunta de si esta actividad podría desarrollarse en el futuro en Chile, un país minero con una extensa área marina. Mientras algunos consideran que no tiene sentido, otros sugieren que podría ser una alternativa para reducir los conflictos asociados a la minería terrestre.

La historia minera de Chile se remonta al descubrimiento de minerales como la atacamita, que fue extraída por mineros anónimos en el año 550. Hoy en día, Chile se destaca como el principal productor de cobre del mundo, pero la minería ha dejado huellas, desde la Guerra del Pacífico hasta los impactos ambientales actuales.

José Cabello, geólogo y presidente del Centro de Estudios de Minerales Estratégicos y Críticos de Chile, destaca que la minería ha contribuido al desarrollo estructural, pero también ha generado desigualdades y costos ambientales significativos, como la afectación a la salud y la pérdida de biodiversidad.

En particular, el Salar de Atacama ha sido centro de atención por sus reservas de litio, esencial para la fabricación de dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. Sin embargo, la extracción continua ha llevado a demandas por daño ambiental, y comunidades como el Consejo de Pueblos Atacameños buscan proteger el ecosistema.

A pesar de los esfuerzos de la industria minera por integrar energías renovables y reducir el impacto ambiental, surge la posibilidad de la minería submarina como una opción futura. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ha establecido una hoja de ruta para regular la minería submarina en 2025, mientras que el gobierno chileno aboga por una pausa precautoria.

Lucía Villar-Muñoz, oceanógrafa, destaca que la minería submarina podría tener menor impacto ambiental que la terrestre, según los primeros resultados científicos. Sin embargo, los posibles efectos en la calidad del agua, el ruido y las vibraciones, así como la sedimentación de material de descarte, generan preocupaciones.

Aunque la legislación chilena no contempla específicamente la minería submarina, existen instrumentos que podrían regularla. El Servicio Nacional de Geología y Minería posee un Plan de Geología Marina, pero la falta de información detallada sobre los lugares con potencial para la minería submarina genera incertidumbre.

El debate sobre la minería submarina en Chile está lejos de concluir, y la ciencia jugará un papel crucial en determinar su viabilidad y los posibles impactos ambientales. La comunidad internacional sigue atenta a este tema, consciente de que la minería submarina podría tener consecuencias significativas en un país con una rica historia minera y una extensa costa oceánica.