Los intentos de algunas empresas extranjeras de funcionar al margen de la negociación colectiva han fracasado. El intento más conocido fue el de Toys R Us, en los años 90, que nunca la había aceptado en ningún país. Las huelgas de solidaridad forzaron su mano.

Ahora es Elon Musk quien lo intenta. Tesla no fabrica allí sus coches eléctricos, sino que los importa de su fábrica en Alemania. Cuenta con solo unos centenares de empleados. A finales de octubre 130 mecánicos empleados en los talleres de reparación se declararon en huelga para exigir la negociación colectiva. Musk no cedió y llegó a calificar la huelga de locura. Inmediatamente los sindicatos pusieron en marcha huelgas de solidaridad de los estibadores que descargaban los automóviles importados, limpiadoras de las oficinas o empleados de correos que se niegan a entregar las matrículas. También se han unido estibadores de Dinamarca y Noruega.

La huelga fue convocada por el mayor sindicato de Suecia, IF Metall, que cuenta con 300.000 afiliados y de donde procede el exprimer ministro socialdemócrata Stefan Löfven. Cuenta con el apoyo del sindicato alemán IG Metall , el más poderoso y numeroso del país, pero en Alemania las huelgas de solidaridad no están autorizadas.

Aunque, como en toda Europa la sindicalización ha bajado con la digitalización, en Suecia es importante con más de un 60% de afiliación. Los sindicatos aseguran que se han visto obligados a intervenir para mantener el status quo. Si pierden esta batalla, sienten que habría que repensar todo el sistema.
Todavía está caliente la victoria sindical en la huelga iniciada por el sindicato americano United Auto Workers que logró importantes aumentos de sueldos y mejoras de Ford, Stellantis y GM. Los obreros de Tesla no fueron a la huelga, pero ahora los que trabajan en Estados Unidos o Alemania empiezan a afiliarse.

En Estados Unidos la posición antisindical de Musk la comparten muchos ejecutivos que creen que Tesla luchará fuerte porque se juega su modelo de funcionamiento.

Los sindicatos suecos tienen dinero para mantener la huelga durante años. Incluso pagan a los huelguistas el 130% de su salario, para cubrir el fondo de pensiones. Al frente del sindicato metalúrgico se encuentra , por primera vez, una mujer, Marie Nilsson, que tiene fama de pragmática. Nilsson asegura que » todo el modelo económico está en riesgo». Aunque el sindicato es conocido por su flexibilidad nadie confía que ceda en este asunto.

Tesla es una empresa grande en el mundo, aunque pequeña en Suecia, pero en el conjunto de los mercados nórdicos vende más que en su primer mercado: Alemania. Lo que aquí ocurra tendrá repercusiones mundiales.

Algunos empresarios y miembros del Gobierno de centro derecha apoyan a Musk y creen que Nilsson está yendo demasiado lejos. Creen que la sindicalización es una forma de proteccionismo. Sin embargo, 16 grandes inversores institucionales con activos de casi un billón de euros han pedido a Tesla que respete la negociación colectiva.

Los fabricantes de vehículos eléctricos quieren desplazar a los tradicionales que fueron lentos al aplicar nuevas tecnologías. Esta batalla es solo el inicio de un enfrentamiento que va a dirimir el futuro de la industria automovilística.

Elon Musk contra Suecia: Cómo una ‘huelga solidaria’ ha puesto patas arriba a Tesla

Tesla ha interpuesto una demanda contra el estado sueco, a través de la Agencia de Transporte de Suecia, en respuesta a las acciones de sindicatos locales que están interfiriendo con sus operaciones comerciales en el país escandinavo. ¿El motivo? Una huelga que empezó con apenas 180 mecánicos pero que se ha extendido por varias industrias hasta el punto de que Elon Musk la ha calificado como «una locura».

La empresa presentó la demanda el lunes, alegando que los carteros suecos se están negando a entregar nuevas matrículas, lo que impide que Tesla venda coches nuevos en Suecia. Pero, ¿qué ha pasado hasta llegar hasta aquí?

huelga en solidaridad

Todo comenzó cuando 180 mecánicos de Tesla decidieron no firmar un acuerdo interno con la automovilística, amparándose en la postura de IF Metall, un sindicato sueco con más de 30.000 afiliados, al considerar que restringía sus derechos.

Los mecánicos decidieron iniciar una huelga… que no habría supuesto un problema mayor salvo por que aquello arrancó una huelga solidaria.

El concepto de huelga solidaria es un modo de respuesta laboral asentado en Escandinavia que hace que trabajadores de otros sectores se sumen a la huelga para defender los derechos de otros. Eso es lo que hicieron otros proveedores de Tesla y, al final, también los carteros y transportistas que debían entregar las matrículas.

La crisis se agravó cuando los trabajadores de una fábrica sueca que provee piezas a Tesla se sumaron al bloqueo, afectando la producción desde el 24 de noviembre. Hydro, la empresa noruega propietaria de la fábrica, no ha comentado si esto ha impactado los envíos a la planta de Tesla en Berlín.

Los sindicatos en Suecia consideran su enfrentamiento con Tesla como una cuestión de supervivencia para el sistema laboral del país, que no se basa en leyes sobre derechos de los trabajadores, como el salario mínimo, sino en acuerdos colectivos que cubren a aproximadamente el 90% de los trabajadores.

Estos acuerdos regulan aspectos como los salarios y las horas de trabajo. La negativa de Tesla a firmar un acuerdo colectivo ha provocado la indignación de los líderes sindicales, que temen que pueda sentar un precedente peligroso.

«Estamos jugándonos el sistema completo», afirma Tommy Wreeth, presidente del Sindicato de Trabajadores del Transporte de Suecia, en declaraciones a medios locales. El sindicato que representa a los trabajadores postales, ha declarado que no entregarán correspondencia ni paquetes a Tesla hasta que la compañía firme un acuerdo colectivo. Tesla también ha demandado a PostNord, el servicio postal nórdico, para que libere sus paquetes.

Equipos de limpieza también se han sumado a la huelga

A esta huelga solidaria se han sumado también limpiadores de los concesionarios de Tesla y electricistas a reparar sus puntos de carga.

Elon Musk, CEO de Tesla, calificó la situación de «loca» en un comentario reciente, pero la demanda indica que el conflicto está afectando las operaciones de Tesla en Suecia, su quinto mayor mercado en Europa.